ALBEIRO USURIAGA LÓPEZ
USURIAGA
Albeiro Usuriaga Lopez "El Palomo Usuriaga"
jugó en el C.D.Málaga 15 partidos entre 1989 y 1991 anotando 4 goles
USURIAGA EN EL MALAGA
Una truculenta leyenda acompaña a El Palomo, como se le apodaba. Medía más de 1.90 pero no le faltaba técnica. Era un delantero potente de largas y finas piernas.
Para los más jóvenes,
podía tener un cierto parecido físico a Dely Valdés, ariete de leyenda
en Martiricos. Entre las dos temporadas jugó 17 partidos y metió cuatro
goles. Participó, con acierto, en la fatídica tanda de penaltis que
bajaría al Málaga en La Rosaleda en junio de 1990 ante el Espanyol.
Él
debía estar disputando el Mundial de Italia, histórico para su
selección. Había marcado para Colombia el tanto decisivo en la repesca
ante Israel. Pero una disputa con Pacho Maturana, técnico
cafetero, le dejó fuera de la señalada cita. Llegó cedido al Málaga tras
ser campeón de la Copa América con el Independiente de Medellín, aunque
su equipo fue el América, el otro poderoso de Cali además del
Deportivo, ante que la próxima madrugada se enfrenta el equipo de Javi
Gracia.
Jugó en 16 clubes de nueve países. Málaga fue su única estación
fuera de América, pero dejó una huella grande entre quienes le
contemplaron y le trataron. Su entrenador fue el ahora consejero
consultivo Antonio Fernández Benítez. Se le recuerda jugando al balón
con los niños del barrio de Martiricos tras el entrenamiento y los
compañeros de entonces (Chano, Boquerón Esteban, Villa, Jaro...) hablan de su bonhomía y por su galantería.
Suspendido
por uso de cocaína en Argentina, donde alcanzó gran fama con varios
títulos en Independiente de Avellaneda, y condenado a 18 meses de cárcel
por pegarle a un policía, la polémica acompañó su carrera y su vida. En
2004 recibió una balizada en la esquina de su casa, en el populoso y
humilde barrio del 12 de Octubre de la ciudad caleña. Tenía sólo 37
años.
La figura era impactante. Un moreno de 1,92 metros de estatura, flaco, vestido totalmente de blanco, desde el sombrero hasta los zapatos, se paseaba por el malecón en Cúcuta, donde jugaba al fútbol. Allí, gracias a su pinta, nació el apodo que lo hizo famoso: el Palomo . Albeiro Usuriaga daba sus primeros pasos en el deporte. El último lo dio ayer en Cali, donde murió asesinado tras recibir siete impactos de bala.
Hay que remontarse al año 90 para encontrar a Albeiro
Usuriaga López (Cali, 1966), primer y único colombiano de la historia de
la entidad. Estuvo desde marzo a diciembre de 1990, en los últimos
partidos en Primera División del Club Deportivo y en el intento
infructuoso de vuelta a la élite, del que se bajó con el final de año.
Homenaje goleador
La figura era impactante. Un moreno de 1,92 metros de estatura, flaco, vestido totalmente de blanco, desde el sombrero hasta los zapatos, se paseaba por el malecón en Cúcuta, donde jugaba al fútbol. Allí, gracias a su pinta, nació el apodo que lo hizo famoso: el Palomo . Albeiro Usuriaga daba sus primeros pasos en el deporte. El último lo dio ayer en Cali, donde murió asesinado tras recibir siete impactos de bala.
No solo atraía por su ropa y por su figura, sino también por su
talento. A pesar de ser tan alto, tenía mucha habilidad y gambeta. Cómo
olvidar los cuatro goles que le marcó al Danubio de Uruguay en la
semifinal de la Copa Libertadores de 1989. Cómo no volver a celebrar
ese cabezazo, de espaldas al arco de Ever Almeida, con el que Nacional
comenzó a soñar con ese título. Quién no lo recuerda besando la Copa? O
mejor, Alguien puede olvidar la combinación con Luis Alfonso Fajardo
para marcarle a Israel y abrir el camino hacia el Mundial de Italia-90.
Su carrera había comenzado en el América de Cali,
en 1985, luego de patear y patear balones en las calles del barrio 12 de
Octubre. Sin espacio para competirles a las grandes figuras, se fue
primero al Tolima y luego al Cúcuta a probar suerte. De allí pasó a
Nacional para ganar todo y en 1990, luego de un corto regreso al
América, se fue para el Málaga de España, donde comenzó su historia de
trotamundos: jugó en Millonarios, en el Bucaramanga, el Necaxa de
México, en el Barcelona de Ecuador, en el Santos de Brasil, en New
England Revolution de Estados Unidos y el Carabobo de Venezuela, el
último equipo que disfrutó de su fútbol.
Sin embargo, donde se graduó de ídolo fue en Argentina, donde a esta
hora lo lloran los hinchas de Independiente. Allí fue fundamental para
ganar el título del torneo Apertura y de la Supercopa, en 1994. Se quedó
tres años y en ese país también dejó los últimos trazos de su talento
en All Boys y General Paz Juniors.
También tuvo problemas. En 1995 fue detenido cuando conducía una
motocicleta robada. Dos años después fue suspendido por un año por
doping, en 1997, cuando jugaba en Independiente, porque en su muestra
aparecieron restos de cocaína. O la condena a 18 meses de prisión, en
1998, por agredir a un policía.
A los 37 años, Usuriaga hacía planes para volver al fútbol, con una
oferta de China. En esas estaba mientras jugaba cartas con un grupo de
amigos en la calle 52 con carrera 28D, su dirección de toda la vida. A
las 8:20 de la noche, siete impactos de bala acabaron con esa ilusión.
Cuando llegó al hospital Carlos Holmes Trujillo, en Cali, ya estaba
muerto. Fue el último vuelo del Palomo .
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